martes, marzo 25, 2008

Paz


Un día la Paz se encontró conmigo y la disfruté.
La Paz ese dia sonrío y jugamos largo rato, después nos dormimos bajo un árbol y al despertar ya había oscurecido. Intente despertarla, pero no reaccionaba, estaba ahí sin moverse, pero respiraba. Decidi dejarla ahi durmiendo y me fuí a mi casa. Al otro día me levante muy temprano a ver a la Paz que seguramente seguía durmiendo bajo el árbol. Al llegar al lugar, la Paz ya no estaba. La llame y grite con todas mis fuerzas, pero la Paz no volvía. Recorrí el pueblo y les pregunte a todos si la habían visto, pero nada, todos estaban muy ocupados. Sin duda aunque ella estuviera frente a ellos no la verían. Paso la mañana y la tarde, y la Paz no volvió.
Al llegar la noche no quice cenar, solo pensaba que quizas le había pasado algo y fue mi culpa dejarla sola. Esa noche no soñe, simplemente me dormi. Al mañana siguiente había junto a mi cama, un licor de caña, cuatro cabezas de cera, una corona de rey y una sonrisa en mi rostro y fue cuando supe que la Paz había regresado. Traquilo, me dijo, solo salí un rato, pues el mundo me necesitaba.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te quiero tanto amigo.
Amigo favorito, compañero de la vida.
Gracias.
Gracias por los momentos.
Paz.

Gabriela Palomino dijo...

Muy muy esperanzador, casi irreal...

Besos