martes, agosto 28, 2007

Cóctel y olas


Se abalanzo sobre mí con su imaginación cuando nos volvimos a ver después de estos años. Lo note. Yo tal vez también me imagine abrazándola con amor momentos después. Han pasado treinta minutos y aquí esta la imagen de ella aun intacta de aquel día que me fui, en su cama desecha, luciendo aquel polerón de Massachussets que me perteneció. Ahora estaba ahí, distinta o similar a como la pensaba de vez en cuando.
Eran dos años que la venia intuyendo en mis sueños y también en pesadillas. Recuerdo su gusto forzado por algunas bandas musicales y su afición por las canciones de Disney. Me entretenía discutir sobre sus gustos y opiniones, pero también me gustaba besarla, bueno, tocarla. Todo se puso confuso por un momento, pero acá estoy recordándola, pegado en la reciente imagen de su rostro mirándome en medio de tanta gente en este cóctel. La verdad, no tengo idea que hago acá, pero se que valió la pena venir, porque mas aun de que su mirada me devorara sin palabras, me demostró que se encuentra bien.
Estoy frente a estos aperitivos y con una copa de champaña en la mano, tengo una sonrisa marcada en mi rostro y saludo con cortesía a todos estos que me vienen a saludar y a preguntarme en que estoy hoy por hoy, y yo solo diciendo, aquí, de vacaciones obligadas.
Espero verla nuevamente entre estas personas de revistas y tal vez brindar por algo, no se, tal vez por su vida de teórica dedicada a la antropología teatral o la mía dedicada a escribir algo de vez en cuando, tocar en algún bar alguna canción que nunca fue mas, porque no quise hacer mas o hablarle de mis últimos días de Surf y brindar por eso, por las olas. Pero no la veo. Solo veo a esta gente que lleva mucho tiempo acicalándose asi misma.
Se acerca esta tipa con ganas de saludarme, pero no recuerdo su nombre, en fin. Solo se que parece le ha ido bien, ahora sale en una teleserie, creo que me revolqué con ella hace un tiempo., aunque no estoy seguro, bueno todas se parecen. Cuando ya la tenía casi encima con su olor a perfume caro, la interceptan unos periodistas para mi favor. Después de meditar bien mi situación de nostalgia, me aburrí de ese lugar definitivamente. Cuando me dirigía hacia la puerta cansado de estos palmitos añejos y de este champaña con gusto a nada, nuevamente veo a mi chica de antaño, mirándome. Un silencio prolongado, acompañado del más delicioso y adolescente escalofrió me dejo pasmado. Ella solo se paro frente a mí y dijo:
-Pensé que ese día que te fuiste volverías…bueno, como siempre lo hacías.
La mire y respondí:
-Nunca es tarde para una buena ola.
Inmediatamente di media vuelta y me fui, y ella…ella no me siguió. Nunca lo hacia.


ººº


Foto: La hora del cóctel III (Susan Osborne)